Mario Rodaro es un todo terreno. Hace 15 años que trabaja en el Instituto Obras y con sus 66 transmite una energía más que envidiable. “De grande empecé a disfrutar de mi trabajo”, manifiesta.

Es padre de Magdalena, madre de su único nieto, y de Evangelina, quien es maestra jardinera. Su mujer también está involucrada en la docencia, ya que es profesora de inglés. “Si bien yo no soy maestro, me gusta mucho trabajar en el colegio con los chicos”, dice.

Rodaro empezó su camino en el colegio como telefonista y luego pasó a la recepción, pero en realidad tiene varias funciones, entre ellas hacer trámites para el Instituto. “Yo me había quedado sin trabajo porque mi padre cerró el comercio que tenía. Entonces uno de los socios del club (NdR: él es socio vitalicio de Obras) me ofreció el empleo. Empecé como telefonista y después ayudé a incorporar alumnos al terciario. Hoy en día asesoro a los chicos que quieren ser parte del profesorado y también estoy a disposición de Karina Pollarolo, la directora del primario, para lo que necesite», cuenta.

A Mario se lo ve por todos los rincones de la escuela y es una de las personas más queridas. Siempre con una sonrisa y predispuesto a ayudar a quien lo necesite. Es una especie de “salvador” de las necesidades que se van presentando en el Instituto.

A la hora de hablar sobre cómo se siente después de tantos años en la Institución, Mario se relaja: “Estoy muy contento, me gusta lo que hago, me siento cómodo y mi relación con los alumnos es muy buena. Ellos encuentran en mí una persona que siempre los va a intentar ayudar. En muchas ocasiones los curo si tienen algún accidente, les consigo lo que me piden y hasta encuentro las cosas que pierden”.

Cuando piensa en sus sueños, Rodaro lo relaciona con el deporte, algo que practicó durante toda su vida. “Soy una persona que siempre hice deporte. Jugué al fútbol, al rugby y al hockey. Ahora hago tenis y eso me hace muy feliz. Espero poder practicarlo muchos años más», pide.

Este es Mario Rodaro, una de esas personas que en silencio está en todos lados y que se brinda con una enorme predisposición a su trabajo.