El jardín del Instituto Obras sigue sumando actividades para los más pequeños. En esta ocasión, la señorita Mariel Fiocca de salita de 5 años les enseña a través del juego bailar el tango.
La música está presente y acompaña al ser humano desde antes de nacer. Es un lenguaje particular, que permite expresarnos, comunicarnos, conocernos y desarrollarnos como seres creativos.
“Este proyecto se basa en crear un espacio de enseñanza-aprendizaje, lúdico y de integración para que los niños tengan la oportunidad de conocer el tango y vivenciarlo a partir de su música, su poesía, su danza, de contar, recrear y hacer conocer su historia e importancia como parte de nuestra cultura. La idea es acercar a los alumnos a otro tipo de música, característica de nuestro país”, dijo Fiocca.
“El tango nunca tuvo una mirada hacia el universo de la infancia. El tango no estuvo en la oferta del repertorio musical de la niñez, siendo machista y adulto, generalmente destinado a las personas de más edad”, manifestó Mariel.
“El objetivo principal de este proyecto es crear espacios que se comprometa la percepción, el pensamiento y la acción corporal desencadenando distintas y complejas capacidades donde juega un rol importante la imaginación creadora, puesto que, se involucra lo afectivo, lo sensorial y lo intelectual. A su vez, en paralelo investigamos, observamos y próximamente, realizaremos la visita al Barrio de la Boca, cuna de nuestro tango”, contó la señorita.
A la hora de hablar sobre como los pequeños respondieron a dicha propuesta Fiocca contó: “El proyecto del Tango generó en los chicos mucho interés. Desde el primer día, mostraron curiosidad por conocer más sobre el tema y aprender desde sus inicios hasta inclusive las técnicas de baile. A través de actividades lúdicas y recreativas, fueron conociendo los orígenes, la importancia del tango como elemento de identidad cultural y las tradiciones más destacadas al respecto”.
“El entusiasmo y las ganas con las que los niños se sumergieron en el mundo del tango hicieron que pudieran disfrutarlo plenamente. Realizaron trabajos en mesa sobre los elementos característicos, pudieron ver algunos objetos de esa época que jamás habían visto (los vinilos llamaron particularmente su atención) y se animaron a imitar los pasos de baile en parejas. Además, investigamos y aprendimos sobre lugares típicos de Buenos Aires en los que se vivencia el Tango,”, comentó Mariel.
“Como en cada proyecto, se trabajó en forma conjunta con las familias. Ellos participaron activamente enviando información al respecto, imágenes, cds, cassettes, discos e incluso partituras originales para poder enseñar en profundidad la evolución de la música en la historia”, comentó la señorita.
El éxito de su aprendizaje se debe a las ganas e interés de los pequeños, ya que, desde el principio participaron y se involucraron plenamente en cada una de las propuestas.
“Dicen los grandes tangueros que el Tango no se vive, sino se siente. Y ellos pudieron vivirlo y sentirlo desde cerca de la manera más natural y efectiva jugando, experimentando y divirtiéndose”, cerró Mariel