Agustín Chenlo y Facundo Falotico son alumnos de primer año del profesorado de Educación Física de Obras y a su vez trabajan con chicos con problemas motrices. La profesora Florencia Abaca les dio la posibilidad de dar una clase para enseñarles a sus compañeros las maniobras y técnicas para manejar a chicos con discapacidad dentro de la pileta.
La actividad comenzó con todos los alumnos en el natatorio. Tanto Agustín y Facundo mostraron de qué manera se debe ingresar a un chico con discapacidad motriz. Luego, realizaron diferentes ejercicios dentro del agua donde básicamente se busca que la persona se relaje y a su vez comience a tener movilidad.
“Nos gustó la iniciativa de Florencia porque este tema se toca muy por arriba en el profesorado y no se conoce mucho. A su vez, tiene salidas laborales importantes y es algo muy gratificante”, dijo Agustín.
A la hora de hablar si con esta actividad el chico logra mejorar su calidad de vida Facundo dijo: “Favorece en cuanto a la movilidad. También, logras una empatía con el chico. Son muchos los beneficios. A su vez, los kinesiólogos mandan a los chicos a realizar esta terapia en el agua y da resultados. Hay que tener en cuenta que depende la constancia que le des. Esto no es algo milagroso sino que los resultados se ven a largo plazo. Hay que ser constante.”
Por otro lado, los chicos tienen diferentes necesidades y se trabaja de forma personalizada. También, trabajan con diferentes materiales: pelotas, plataformas, plantillas, que esto los ayuda a estimularse y a partir de la estimulación se comienza trabajar. Por otro lado, la idea es que los chicos se diviertan, la pasen bien y que tengan de ir y participar. Por eso se realizan juegos dentro de las actividades.
Por último hablaron de porque eligen este trabajo y Facundo dijo: “Es muy reconfortante. Haces un vínculo con ellos, no hay nada mejor que ver la evolución de los chicos y que a su vez sus padres sientan como su hijo logra ciertos cambios. Tengo la suerte de trabajar de lo que me gusta y eso no tiene precio”.
“Yo empecé a trabajar de pura casualidad y la verdad que es inexplicable la satisfacción que uno siente cuando logras un vínculo con la persona. Más allá de su evolución o no, ya el hecho de estar ahí y el agradecimiento que tienen los chicos es más que suficiente. La realidad es sos uno de los pocos contactos que ellos tienen a parte de su familia o del ambiente. Terminás siendo más un amigo que otra cosa”. Cerró Agustín.
Agustín con 23 años y Facundo con 27 tienen claro que los hace felices. El ayudar, el acompañar, el comprender y el estar son puntos importantes para lograr mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan.