Un alumno olímpico

Cumplir un sueño nunca es fácil. Se necesita coraje, perseverancia y convicción para salir de la zona de confort e ir en busca de eso que apasiona. De todas esas cualidades necesitó el judoca Héctor Campos para salir de su Viedma natal y trasladar su vida a Buenos Aires en 2009, siempre bien enfocado en dos cuestiones: competir en un alto nivel y llegar a un Juego Olímpico.

El CeNARD le abrió las puertas para entrenar y Toto comenzó a integrar la Selección argentina de Judo, hasta que en 2012 se metió en los Juegos Olímpicos de Londres para cumplir su gran sueño. Ese mismo año, el Instituto Obras apareció en su vida y comenzó a estudiar para ser profesor de educación física. Hoy, ya con 26 años, mucho más maduro y con más experiencia en el lomo, quiere estar en Río 2016 y dejar una huella importante.

Integrante de una familia compuesta por mamá, papá, cinco hermanas mayores y un hermano menor, en la que el judo siempre se tomó como el deporte principal, Héctor pisó un tatami por primera vez a los cinco años para nunca más irse. Para colmo, surgió del club San Martín de Viedma, donde su padre era profesor… Un destino cien por ciento de judo.

El alumno de cuarto año del terciario habla un poco de su historia, su paso por Londres 2012, de los próximos compromisos deportivos, del proceso de maduración que le tocó transitar y de su anhelo por clasificar a Río.

-¿Cómo fue esa llegada a la gran ciudad y al Instituto Obras?
-Al principio fue complicado, porque venía de una ciudad de 60 mil habitantes y Buenos Aires es muy grande. Pero bueno, sabía que mi objetivo era venir para tratar de llegar a un Juego Olímpico. Recién decidí estudiar en 2012 en el Instituto. Un día vine, pregunté qué requisitos se necesitaban y me inscribí.

-¿Y qué te parece?
-Está muy bueno. Los profesores me apoyan un montón. Lo bueno que tiene este lugar es que hay muchos profesores que han sido deportistas o están relacionados, entonces eso me ayuda en mi carrera, por ejemplo para cuando me tengo que ir de viaje y faltar dos semanas. Me aguantan, no me molestan con las faltas. Pienso que en otro profesorado eso no existe. Aparte, la enseñanza es muy buena.

-¿Cómo fue tu experiencia en los Juegos Olímpicos de Londres 2012?
-Mi objetivo principal era clasificar. En ese momento tenía 22 años, era muy chico. A nivel deportivo fue complicado porque me tocó luchar contra uno de los mejores del mundo en la primera ronda y perdí (NdeR: cayó por Ippon ante el cubano Asley González en apenas 48 segundos), pero lo demás fue todo un sueño. Lo máximo que puede lograr un deportista es estar en un Juego Olímpico. Ahora, que ya estoy más maduro, el objetivo es estar en Río 2016. Por ahora estoy clasificado, pero todavía falta un poquito. Mientras tanto sigo sumando puntos en el ranking mundial. Espero que todo salga bien.

-¿Cómo es el sistema de clasificación para Río?
-Es por ranking mundial. Ponele que en mi categoría seamos entre 300 y 400 competidores de todo el mundo. Clasifican directamente los primeros 22. En este momento, yo me estoy clasificando por cuota continental, porque si no estás dentro de esos 22 tenés la chance de entrar como el mejor de tu país. Paula Pareto, al estar entre las 14 mejores del mundo en su categoría, está clasificando por ranking y liberándome la plaza nacional a mí. De todas maneras, uno de mis objetivos es meterme entre los 22. Ahora estoy 32. Lo buscaré en el Panamericano de Judo, en Canadá, al que viajo dentro de dos semanas. Si saco una medalla puedo meterme.

-¿Cómo estás para ese torneo?
-Me veo bien, estoy entrenando muy duro. Vengo de una gira por Europa y por Chile, donde logré dos medallas de bronce y muchos puntos a nivel mundial. Pero bueno, el Panamericano es nuestro torneo principal y el que entrega la mayor cantidad de puntos para Río. Y a fines de julio tengo los Juegos Panamericanos en Toronto.

-¿Qué objetivo pensás que podés alcanzar en el Panamericano?
-La meta es quedar entre los primeros tres. Por los resultados que tuve últimamente, lo puedo lograr. Al mismo tiempo tengo la mala suerte de tener en el camino a un campeón y a otro subcampeón del mundo y a un campeón mundial junior, quien lucha también con los mayores y les ha ganado a muchos de ellos. Ojalá me pueda meter entre ellos tres para colgarme una medalla.

-¿Te permitís pensar también en los Juegos Panamericanos de Toronto o todavía no querés saber nada? ¿Cómo lo vivís?
-Un Juego Panamericano se vive con un poco más de nerviosismo, porque ya es a nivel país. A la hora de la competencia eso te vuelve un poquito más nervioso. Estuve en Guadalajara 2011 y pasé una experiencia media complicada, porque me fallaron los nervios y perdí con dos rivales a los que les había ganado siempre. Encima en el torneo siguiente les volví a ganar, así que quedé con un sabor muy amargo. Creo que son cuestiones de aprendizaje. Me tocaron vivir cosas de muy chico que no las supe manejar, pero ahora voy con la cabeza más madura. Crecí, adquirí mucha experiencia y vivo esas cosas de otra manera.

-¿Cuándo creés que hiciste el clic de maduración en tu carrera?
-Después de los Juegos Olímpicos. Tenía 21 o 22 años y sabía que podía llegar a hacer muchas cosas más. Me di cuenta que ya era un deportista olímpico y tenía que entrenar de otra manera. Además recibí más apoyo. Ver que otros compañeros tuyos pudieron llegar a lo máximo también ayuda a que madures.

-¿Cómo es el clima en el equipo de judo?
-Tengo muy buena relación con Paula Pareto, nuestra máxima representante. Somos muy amigos. Y después entre compañeros somos muy unidos, porque al pasar mucho tiempo lejos de los seres queridos armás tu propia familia dentro del equipo. Sentimos una verdadera unión de grupo, y nosotros, que quizás somos los más experimentados, tratamos de que eso no se pierda.

-¿Le pedís consejos a Paula?
-No tanto, más bien compartimos mucho los logros de cada uno. Cuando ella sale campeona de todo yo le transmito el orgullo de ser su amigo, y cuando es al revés ella me dice lo mismo a mí. Nos apoyamos de esa manera.

-¿Estás en uno de los mejores momentos de tu carrera?
-Se puede decir que sí. Otro buen momento de mi carrera fue cuando clasifiqué a Londres, aunque eso fue en 90 kilos. El año pasado tuve una temporada muy mala por lesiones, pero este año me recuperé muy bien en 100 kilos. Estoy en un momento muy bueno y lo quiero aprovechar.

-¿Cuesta cambiar de categoría?
-Sí, pero las ganas de estar entre los mejores hace que no cueste tanto. Yo lo superé bastante bien porque mi peso siempre estuvo más cerca de los 100, es decir que más me costaba bajar a 90 para competir. No fue muy difícil la adaptación. En los primeros torneos que hice en 100 le gané a representantes olímpicos.

-Ya cumpliste tu primer sueño, que era ser olímpico. ¿Con qué soñás en lo inmediato?
-Sueño con quedar entre los mejores en los 100 kilos. Sé que es difícil, porque hay cada animal que está mucho más preparado en algunos aspectos, pero igual se les puede ganar. El sueño de siempre es una medalla, o estar entre los primeros siete para llevarme un diploma olímpico. Pero hay que ir paso a paso. Primero pienso en la clasificación en esta nueva categoría, lo que ya sería un logro, y después poner la cabeza en lograr una buena ubicación en los Juegos Olímpicos.

-¿Te vemos en Río entonces?
-Ojalá que sí (se ríe).

FUENTE: Emilio Hamilton para Prensa Instituto Obras

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