El tenis de mesa es parte del Instituto Obras

El Instituto Obras incorporó al mendocino Oscar Roitman para sus clases de tenis de mesa. Entrenador desde hace 15 años, tiene un extenso recorrido en este deporte: jugó el Mundial de Gotemburgo, Suecia, en 1993 con la Selección argentina y también fue técnico de la Selección nacional. A los 41 años, su presente está lleno de nuevos desafíos.

Mientras está al mando de la Selección Sub 13 y Sub 15, fue convocado por el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) para conducir el proyecto de esta disciplina de cara a los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Este programa consiste en la detección, proyección y preparación de posibles talentos para que sean potenciales representantes del país en la cita máxima.

El Instituto ahora cuenta con otro profesional de jerarquía y experiencia en su constante búsqueda de la excelencia educativa.

-¿Cómo surgió tu llegada al Instituto?
-Siempre me interesó que el tenis de mesa sea parte de un colegio, entonces acepté la propuesta. Quiero hacer un buen trabajo y sentar precedente para que se repita en otros lugares. La idea es desarrollar y difundir el deporte. El ping pong se conoce mucho y todos lo juegan, pero el tenis de mesa, como deporte olímpico, no.

-Se te nota muy entusiasmado.
-Es que no hay colegios que tengan tenis de mesa como actividad curricular. Esta oportunidad hay que aprovecharla porque es algo poco común. Tener ciento y pico de chicos jugando al tenis de mesa en un colegio es un sueño. La cuestión es exprimir al máximo esta chance para después desparramar esta estructura de trabajo y que haya equipos federados.

-¿Cómo llevás el trabajo hasta el momento?
-Para los chicos es movilizador. Por ahora me voy identificando con los grupos y nos vamos conociendo mutuamente. Son muchos chicos, pero estoy muy contento, me gusta.

-¿Cómo es la enseñanza para los más chicos?
-Se trabaja mucho en los aspectos coordinativos. El tenis de mesa es un deporte que prácticamente se basa en eso. Y bueno, en la medida de lo posible también se enseñan las técnicas básicas. Por otro lado, ya me puedo dar cuenta cuales son las actividades que más les gustan y cuáles no. Ellos son muy competitivos y en las edades formativas yo soy más de pensar en la parte educativa para después competir. Ellos tienen muy metido en la cabeza el discurso de tener que ganar, y el mío es diferente. Yo quiero que lo disfruten y que jueguen la mayor cantidad de tiempo posible.

-Además, este deporte tiene la característica de ser muy inclusivo.
-Claro, tiene la particularidad de que cualquier persona puede jugarlo. Es más, tiene el componente de que las mujeres pueden jugar contra los hombres y ganarles. Pueden jugar discapacitados, abuelos con nietos, madres con hijos… A nivel aficionado es muy inclusivo y divertido.

-¿Cuáles son los objetivos que tenés para esta nueva etapa?
-A corto plazo que a los chicos les guste el tenis de mesa, que sepan que es un deporte que no es ping pong recreativo sino que tiene técnicas y reglas muy sofisticadas. Y a largo plazo quiero que esto se transforme en un equipo de chicos que lo practiquen de manera federada para participar de eventos provinciales y nacionales.

-¿Existe la competencia interna?
-Hay poca, pero hay. Si hacemos contacto con dos o tres lugares más donde haya tenis de mesa mucho mejor, y si no la idea es crearlos. Donde está todo por hacerse, todo es posible.

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